Casa Vicente
Hacía bastante tiempo que nos habían recomendado una visita a Casa Vicente, un restaurante emblemático del noroccidente astur, situado en la orilla de la ría del Eo. Aunque la semana santa, con la saturación de gente que conlleva, no es el mejor momento para disfrutar de restaurantes, nos acercamos a éste, con la intención de disfrutar de su cocina marinera. Afortunadamente, habíamos reservado mesa el día anterior, aunque esto no evitó la espera de más de 30 minutos sobre la hora de reserva.
Una vez ubicados en nuestra mesa, confeccionamos un menú personalizado con el mar como protagonista, compuesto por dos entrantes y un plato principal de pescado, para cuatro personas. Cabe destacar las vistas de la ría que se pueden disfrutar desde el comedor.
Empezamos con unas parrochas en vinagreta, acompañadas de patata cocida, cebolla y tomate cortado en lonchas muy finas. Las propias parrochas y el resto de ingredientes, estaban bañados por un magistral aliño de vinagreta que formaba los pilares de un plato fresco y con un sabor delicioso.
parrochas en vinagreta
El otro entrante fue una ensalada de pixín, jamón ibérico y salmón ahumado. En esta ocasión echamos en falta un aliño que diera chispa a la lechuga del interior, aunque el jamón y el salmón estaba rico, su fuerte sabor salado restaba protagonismo al del pixín.
ensalada de pixín
Los platos principales elegidos para esta ocasión, fueron una dorada salvaje preparada de dos formas diferentes. La primera a la plancha, sin condimentos, para poder disfrutar del sabor natural de la carne del pez. Las dos traían como guarnición unas patatas cocidas y un poco de lechuga.
dorada a la plancha
Y la segunda a la espalda, cocinada con un sofrito de ajo, pimientos y perejil que le daba una chispa de sabor, enriqueciendo aún más el plato. En general las dos preparaciones daban como resultado un plato con muy buen sabor y textura, poniendo de manifiesto la pericia de la cocina del restaurante para este tipo de platos. La sensación de comer pescado fresco de calidad, estaba patente en la mesa.
dorada a la espalda
Aunque ya no teníamos mucha hambre, nos dejamos seducir por la carta de postres. Un coulant con chocolate derretido dentro y una bola de helado de vainilla para poner poner el contrapunto de temperatura y sabor. El bizcocho estaba bien cocinado y el postre en general estaba bastante bueno.
coulant con helado de vainilla
La mousse de turrón tenía muy buen sabor y una textura esponjosa que hacía que deslizara por el paladar con mucha facilidad. Estaba acompañado de chocolate negro.
mousse de turrón
Y por último una mousse de chocolate blanco con pepitas de chocolate negro crujiente y una base de nata y frutos del bosque. Un compendio de sabores donde destacaba la cremosidad y dulzura del chocolate blanco.
mousse de chocolate blanco
PUNTUACIÓN:
- Comida: 8
- Calidad/Precio: 6
- Ubicación: 8
- Accesibilidad: 8
- Decoración: 7
La localización del restaurante, su buena accesibilidad, la facilidad para dejar el coche en sus cercanías y su buen hacer en la cocina, son los puntos a favor de Casa Vicente. Hay que tener en cuenta que el precio del cubierto es algo superior a la media de los restaurantes que solemos visitar en este blog. La cuenta ascendió a 175,62 € para cuatro comensales, con tres postres, una botella de agua, una cerveza y dos cafés. Siempre decimos que lo peor es pagar caro un cubierto que no lo vale. En esta ocasión no fue así.
Avenida de Galicia s/n Castropol
985 63 50 51
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