Del Blanco al Tinto
Una veraniega mañana de junio, nos encontrábamos en el entorno de la Playa de San Lorenzo, buscando un buen sitio para comer. Al pasar por delante de Del Blanco al Tinto, nos vino a la mente el recuerdo de haber visto su nombre en twitter. Esto demuestra que las redes sociales sirven como elemento publicitario, al menos con frikis como nosotros.
Desde el exterior nos llamó la atención su menú y sin dudarlo un momento, cruzamos su puerta para sentarnos en una de sus mesas con la intención de disfrutar de su cocina.
del blanco al tinto
Al entrar, el local tiene una zona de mesas delante de la barra y un comedor a la izquierda. Nos acompañaron a la mesa y justo después de pedir nuestros platos nos obsequiaron con una sopa de melón. Una especie de zumo de melón, ligero y fresco servido en unos pequeños vasos. Siempre agradecemos este tipo de detalles, que dicen mucho a cerca de la línea en la que se quiere llevar un restaurante.
sopa de melón
Entrando ya en faena, empezamos con un cocido de garbanzos con morcilla de Burgos. Un plato con excelente elaboración, con unos garbanzos que tenían una textura perfecta y el contrapunto de la famosa morcilla de arroz de Burgos para darle un poco de chispa y romper la línea de sabor de los garbanzos. Uno de esos platos que engaña en cuanto a su cantidad, siendo realmente contundente.
garbanzos con morcilla de burgos
El otro primero, ideal para quien prefiere algo más ligero, era una ensalada templada de setas en ajada de langostinos y virutas de jamón ibérico. Destacaba un aliño dulce que envolvía todo el plato, potenciando cada uno de sus componentes. Un plato perfecto para el verano, sin renunciar a un sabor exquisito.
ensalada templada de setas
En los segundos elegimos un plato de pescado y otro de carne, para poder degustar la mayor variedad posible, dentro del menú que se nos ofertó. El pescado era una caldereta de pescado con patatinas y centollo. Varios tipos diferentes de pescados envueltos en una salsa que lo acompañaba a la perfección.
caldereta de pescados
En cuanto a la carne, pudimos probar unos tacos ibéricos con una crema de castañas y reducción de vino tinto, también acompañados con unas patatas. Este plato merece que nos paremos un momento para comentarlo con detenimiento. Hacía tiempo que no comíamos una carne tan exquisita. La sensación era de estar poco hecha, pero se iba deshaciendo en la boca hasta no quedar ni rastro de ella. Extremadamente tierna, con muy buen sabor y un acompañamiento ideal. Solamente para volver a comer esta carne, merecería la pena otra visita a Del Blanco al Tinto.
tacos ibéricos
En este punto de la comida, ya no había ni rastro del hambre con el que entramos a comer, pero la gula nos llevó a probar uno de sus postres. Elegimos una espuma de queso, con una base de frutos rojos. El colofón ideal a una gran comida. La Espuma tenía un suave sabor a queso y una textura que se deshacía en la boca. El contrapunto al queso lo ponían los frutos rojos del fondo de la copa.
espuma de queso y frutos rojos
PUNTUACIÓN:
PUNTUACIÓN:
- Comida: 8
- Calidad/Precio: 8
- Ubicación: 8
- Accesibilidad: 7
- Decoración: 7
Total: 38 ptos.
Del blanco al tinto es uno de esos restaurantes que visitas un día y recomiendas a todo el mundo al día siguiente en el trabajo. Un gran descubrimiento, debido a la calidad de sus platos y su precio. La cuenta de este menú ascendió a un total de 14 euros por comensal, lo que nos pareció realmente asequible si tenemos en cuenta la exquisitez y buen hacer de su cocina. En base a nuestra experiencia, recomendamos este restaurante y apuntamos en nuestra agenda una segunda visita, muy pronto.
Calle San Agustin, 8,
33202, Xixón
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